lunes, 8 de octubre de 2012

BarTOLO y su orquesta.

Tras varios meses de sequía, el comienzo de la primavera trajo consigo algunas alegrías para el Club Atlético Independiente. En primer lugar, se logro cortar la racha de 17 encuentros sin conocer la victoria. Liverpool de Uruguay por la Copa Sudamericana fue la víctima. Cinco días más tarde, el paso exitoso por la provincia de Santa Fe significó el fin de una serie de 15 partidos sin ganar por torneos locales. Una semana después, el conjunto que dirige el "Tolo" Gallego ratificó lo hecho imponiéndose por dos tantos contra cero ante Atlético de Rafaela, rival directo en la lucha por la permanencia.
Ni los más optimistas pensaban que esto sería posible semanas atrás, pero por las acertadas decisiones del técnico y la vuelta de varios jugadores que se encontraban lesionados, la historia en Avellaneda empezó a cambiar de rumbo. 
Los primeros capítulos de éste cuento hacían parecer que sería una novela de terror y que no había escapatoria alguna. Las urgencias aumentaban más y más y las victorias seguían sin dar el presente. Algunos personajes como Cristian Diaz se vieron obligados a dejar de ser parte del cuento, y otros sufrieron cambios maravillosos, como Roberto Battion y Ernesto Farías. A todo esto se le suma la aparición de un sujeto muy valiente e imprescindible para el desarrollo, que fue, nada más y nada menos, que Américo Ruben Gallego. Su enorme capacidad y coraje fueron factores desencadenantes para la modificación de éste relato. Encontró rápidamente un equipo eficaz, con los centros del "Malevo" Ferreyra y la firmeza de Battion. Cambió los estados de ánimo de la mayoría de los jugadores como los de Galeano y Valles, y entendió a la perfección  las limitaciones de cada integrante del plantel para aprovechar a cada uno al máximo. Se amigó de entrada con el gol en su debut ante Godoy Cruz y desde allí su equipo convirtió en todos los partidos. Le brindo confianza al "Tecla" Farías para que volviera a demostrar todo lo que hizo a lo largo de su rica carrera, y entrenó duramente a Leguizamon para que sirviera como acompañante. Utilizó la experiencia y la garra de Fabian Vargas para hacerlo recorrer la banda derecha y ayudar en la marca a Battion y Zapata, y les transmitió todo su conocimiento sobre el puesto a los recientemente mencionados.
La novela a la cuál todavía no sabemos que género asignarle ni como terminará continua escribiéndose y demostrando como, generalmente, con trabajo y seriedad se puede salir de las situaciones más frágiles.

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