Una vez más, “gente” vestida con camisetas de un
determinando club argentino protagonizó disturbios lamentables y cada vez menos
comprensibles. Lo cierto es que por lo visto ya no les interesan las cuestiones
deportivas de las instituciones, si es que esto alguna vez sucedió, sino tratar
de ganar poder de la forma que sea. Hacerse sentir para acrecentar su peso en
problemáticas que van mucho más allá del fútbol. Son grupos de hombres y
mujeres unidos por un negocio en común, que controlan muchas de las actividades
que suceden en las diversas instituciones a las que forman parte. De más está
decir que lo que éstos delincuentes tratan de manejar y manejan no les
corresponde en absoluto, pero a quiénes teóricamente por democracia se elige
para hacerse cargo de todo esto miran para otro lado a la hora de tener que
tomar decisiones de cómo llevar cada situación.
Si estimado Angelici, si estimado Turnes, si estimado
Lerche. Ustedes son algunos pocos ejemplos de todos los dirigentes de clubes
reconocidos de Argentina que día a día
se llenan los bolsillos realizando negocios con gente que debería estar
trabajando y no apareciendo en el medio de un negocio millonario. Ustedes son
los que desvían la mirada cuando esos negocios oscuros salen a la luz, cuando
los clubes están endeudados como nunca en la historia mientras por sus manos
pasa el triple del dinero que requiere saldar la misma. Cuando por tratar de
inflar más y más sus cuentas bancarias y su poder, ese maldito poder, dejan de
lado a todo el resto de la sociedad. Cuando para no manchar sus nombres regalan
entradas y plata a malvivientes que luego le hacen un daño a terrible al
conjunto de la población a través de la violencia y la droga. Cuando en vez de
pensar con la cabeza, piensan con la billetera. Cuando tratan de justificar sus
robos increpando a gente honesta que trata de limpiar esa basura que ustedes
generan.
Y ya nos cansamos. Nos cansamos de tener que ir con miedo a
visitar semana a semana lo que para nosotros sí es una pasión. Nos cansamos de
verlos desfilar por los medios prometiendo cosas que luego son realizadas de
forma totalmente diferente. De tener que ver como la gente que lucha contra
ustedes y la gente que ustedes manejan es agredida y silenciada mientras desde
el poder se llenan la boca negándolo. Esto no da para más. ¿Por qué si ya
alguien hizo que comprobemos que es difícil pero no imposible liberarse de ésta
gente la siguen bancando? ¿Por qué les siguen dando más importancia a 200
personas que a 50000 dentro de los lugares que gobiernan? ¿Por qué se meten con
un tema tan delicado como el fútbol para adquirir nuevas propiedades en barrios
privados?
Este cambio no depende solo de nosotros. Depende primero de
un esfuerzo voluntario de quiénes tienen el poder en las diferentes
instituciones ligadas al fútbol para centrarse en lo deportivo y acabar con los
temas que nada tienen que ver con esto, luego de un voto de confianza por parte
de la entidad que regula y representa al fútbol de nuestro país que apoye con
hechos la voluntad de éstos y, finalmente, el apoyo incondicional del Estado
para terminar por ejemplo con la corrupción policial y los beneficios políticos
que se extraen de éstos ladrones entre otras cosas.
La única lucha que se pierde, es la que se abandona. Aún
estamos a tiempo. Aprovechémoslo.
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